Pero si pese a todo, no puedes evitarlo, y congelas el júbilo, y quieres con desgana, y te salvas ahora, y te llenas de calma, y reservas del mundo sólo un lugar tranquilo, y dejas caer los párpados, pesados como juicios, y te secas sin labios, y te duermes sin sueño, y te piensas sin sangre y te juzgas sin tiempo, y te quedas inmóvil al borde del camino, y te salvas... Entonces, no te quedes conmigo.
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